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Raro, raro, raro...
Un nuevo paseo por la poker room nos ha llevado hasta la mesa de José Luís Calvo, que ahora mismo tiene un poquito más del stack inicial. Allí aguantamos un rato para ver una mano del español y esta no se hizo esperar.
Todo comenzaba con el limpo de un jugador que superaba los 50 en posiciones medias y el limp del jugador justo a su izquierda. Cuando la mano llegaba Calvo, este decidía hacer una subida sobre los limpers de 4.000 puntos. Con eso hacía foldear a la ciega pequeña, pero la grande tenía otros planes.
El jugador en ciega grande, un joven con bastante pinta de jugoncete, decidía entonces hacer squeeze a 10.000 puntos para intentar llevarse el dinero muerto, pero la cosa se iba a quedar en eso, un intento. Cuando la acción volvía al primer limper, este se movía all in por unos 37.000 puntos, pero lo hacía de forma bastante curiosa.
En vez de mover sus fichas hacia el centro, al mismo tiempo que anunciaba "all in", el jugador lanzaba sus cartas al croupier y se las dejaba justo al lado. El segundo limper y José Luís Calvo, que escucharon perfectamente su movimiento, se tiraron al instante, pero cuando la acción volvía al jugador en ciega grande, que estaba en el otro lado de la mesa, este se pensaba que había ganado la mano.
"Mis fichas", decía la BB sin ningún tipo de broma.
"No son sus fichas", le respondía el croupier. "El señor se ha movido all in".
"¿Se ha movido all in y sus cartas están casi en el mazo", replicaba el jugador en ciega grande.
Mientras tanto, las cartas del limper permanecían al lado del croupier, lejos de las manos de su dueño, en un limbo que nadie parecía entender. El dealer confirmó de nuevo que el jugador estaba all in, y la BB no tuvo más remedio que foldear. Eso sí, el limper no tuvo ningún reparo en mostrarle para dejarle un poco más tranquilo. O no.